El corazón y nuestro cerebro

Consultorio Integral de Psicología y Neuropsicología

Escrito por Psic. Larisa Castañeda

El próximo 29 de septiembre se celebra el Día de la Concientización de las Enfermedades del Corazón, por ello en el Consultorio Integral de Psicología y Neuropsicología, queremos ayudar a concientizar a nuestra comunidad en Autlán de Navarro, Jalisco, sobre cómo las enfermedades cardiovasculares afectan al cerebro y cuáles son sus tratamientos neuropsicológicos.

El corazón y nuestro cerebro

¿Porque cuidar del corazón es igual de importante que cuidar nuestro cerebro?

Antes que nada quiero dedicar este escrito a todos los pacientes, familiares y médicos que día a día luchan con una enfermedad de corazón y una enfermedad neurológica. También quiero dedicar este escrito a mi abuelo el Dr. Alfonso Topete Durán, pionero en la cirugía cardiovascular moderna, quién fundó  el Departamento de Cirugía Experimental en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, dónde impulsó métodos innovadores y formó la clínica quirúrgica avanzada, y quien es mi inspiración en temas cardiovasculares. 

Enfermedades cardiovasculares y cerebrales

Las enfermedades cardiovasculares y cerebrales están íntimamente relacionadas. Las enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos pueden causar eventos cerebrovasculares (EVC) como infartos cerebrales. El EVC sucede cuando el flujo sanguíneo que va del corazón al cerebro se ve interrumpido, se reduce o una hemorragia se encuentra presente. Factores como la presión arterial alta, el colesterol alto, y hábitos poco saludables aumentan la probabilidad de afectaciones neurológicas. 


La rehabilitación neuropsicológica  posterior es crucial para recuperar la función y la calidad de vida en cualquier lesión cerebral.


La conexión entre el corazón y el cerebro 

El corazón bombea sangre y suministra oxígeno y nutrientes necesarios a todos los órganos  incluyendo al cerebro. Cuando el corazón o los vasos sanguíneos (transportadores de la sangre) no funcionan bien, existe una falta de flujo que puede dañar las células cerebrales.  

El corazón y su función para el cerebro

El corazón

El corazón, un órgano vital e incansable, cumple la función primordial de bombear sangre a través de un complejo sistema circulatorio. La sangre, enriquecida con oxígeno y nutrientes, es distribuida a cada órgano, tejido y célula del cuerpo, incluyendo el cerebro. El cerebro en particular, es un órgano sumamente sensible a cualquier interrupción en el suministro de oxígeno.

El cerebro

Cuando el corazón o los vasos sanguíneos, que actúan como la red de transporte de la sangre experimentan un funcionamiento deficiente, se produce una disminución o incluso una interrupción del flujo sanguíneo. Esta falta de irrigación sanguínea, conocida como isquemia, tiene consecuencias devastadoras, especialmente para las células cerebrales. 

Las neuronas

Las neuronas son las células especializadas del cerebro y son extremadamente vulnerables a la privación de nutrientes vitales que les proporciona la sangre como el oxígeno y la glucosa. Sin un suministro adecuado y constante, las células cerebrales pueden sufrir daños irreparables en cuestión de minutos, llevando a la disfunción o incluso a la muerte celular. 

Afectaciones neuronales por problemas cardiacos

Daño y lesiones cerebrales

El daño puede manifestarse en diversas formas, desde deterioro cognitivo leve hasta accidentes cerebrovasculares graves, afectando funciones tan básicas como el habla, la memoria, la movilidad y la percepción. La salud cardiovascular es intrínsecamente ligada a la salud cerebral, subrayando la importancia de mantener un corazón y vasos sanguíneos sanos para preservar la integridad y el funcionamiento óptimo de nuestro cerebro.

Condiciones como la presión arterial alta (hipertensión), la obesidad, el estrés y el tabaquismo, que afectan al corazón, también incrementan el riesgo de sufrir enfermedades cerebrovasculares.

Tipos de eventos cerebro vasculares

Accidente cerebrovascular isquémico

El accidente cerebrovascular isquémico se produce cuando un coágulo de grasa o sangre interrumpe el flujo sanguíneo a una parte del cerebro. Esta interrupción priva a las neuronas de oxígeno y nutrientes esenciales, lo que puede provocar daños o la muerte celular si el flujo sanguíneo no se restablece rápidamente.

Los coágulos suelen formarse en arterias estrechadas por la aterosclerosis (acumulación de placa) o pueden desprenderse de otras partes del cuerpo, como el corazón, y viajar hasta el cerebro. Los síntomas de un accidente cerebrovascular isquémico pueden aparecer repentinamente e incluyen debilidad o entumecimiento en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o comprender, problemas de visión en uno o ambos ojos, y mareos o pérdida de equilibrio. La detección y el tratamiento rápidos son cruciales para minimizar el daño cerebral y mejorar el pronóstico.

Accidente cerebrovascular hemorrágico.

Un accidente cerebrovascular hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe o tiene una fuga. Esto provoca una hemorragia cerebral, lo que significa que la sangre se acumula dentro del tejido cerebral o en el espacio alrededor del cerebro. Esta acumulación de sangre puede dañar las células cerebrales y aumentar la presión intracraneal que puede ser fatal si no se trata a tiempo.

Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos son menos comunes que los isquémicos (causados por un coágulo), a menudo son más graves. Las causas comunes incluyen la hipertensión arterial no controlada, aneurismas cerebrales (protuberancias débiles en las paredes de los vasos sanguíneos) que se rompen, malformaciones arteriovenosas y el uso excesivo de anticoagulantes.

Los síntomas de un accidente cerebrovascular hemorrágico pueden aparecer de repente e incluyen dolor de cabeza intenso y repentino (a menudo descrito como el "peor dolor de cabeza de la vida"), debilidad o entumecimiento en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o comprender el lenguaje, problemas de visión, mareos, pérdida del equilibrio o la coordinación, náuseas, vómitos, y en casos graves, pérdida del conocimiento o coma.

Rehabilitación neuropsicológica

 La rehabilitación neuropsicológica  posterior es crucial para recuperar la función y la calidad de vida en cualquier lesión cerebral.

Especialidades como neurocardiología trabajan en esta deficiencia energética celular en enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso, la esclerosis múltiple y las enfermedades mitocondriales que causan alteraciones cardíacas y neurológicas.

¿Cómo se relacionan las enfermedades cardiovasculares, los eventos cerebrovasculares y la neuropsicología?

Las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades neurológicas representan dos de los principales retos de la salud actual ya que afectan tanto al funcionamiento del cuerpo como al del sistema nervioso. Las enfermedades cardiovasculares comprometen la circulación sanguínea, y con ello, el suministro de oxígeno al cerebro. Las enfermedades neurológicas alteran directamente las estructuras y procesos neurológicos. En este punto, la neuropsicología juega un papel clave pues permite evaluar y comprender cómo estas enfermedades impactan en funciones como la memoria, la atención, el lenguaje o la regulación emocional, facilitando así el diseño de intervenciones y estrategias de rehabilitación que mejoren la calidad de vida de los pacientes.


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